jueves, marzo 18, 2010

Registro pendiente

Hace apenas un rato se me ocurrió una idea espectacular para una publicidad con temática del mundial y necesitaba publicara antes de que alguien me la robe. Se trata de una propuesta revolucionaria entre las miles y miles que van a estar poblando la pantalla en apenas unas semanas cuando 36 equipos desembarquen (desde aviones) en Sudáfrica para que las masas puedan olvidarse por un tiempo de los problemas de la vida diaria como el trabajo, el hambre en el mundo o la falla en los cimientos del edificio en el que se encuentran. La mejor parte es que, como sucede en el 99 por ciento de los avisos de este tipo, la idea se puede adaptar a absolutamente cualquier tipo de producto. No es joda, si uno logra relacionar una marca de masajeadores de cabeza con la selección argentina, esas bostas de metal que venden los manteros por la calle se transformarían en un elemento de necesidad básica y de consumo obligatorio (tres meses después la Iglesia Evangelista aparece vendiendo el “masajeador de la descarga”).

El corto arranca con una escena en un aula de clases donde una maestra se enfrenta a un grupo de alumnos con un enorme libro de esos que en comparación hacen parecer a la Biblia un menú de restaurante. De golpe la “seño” (como le decíamos allá por 1973) empieza a hacer preguntas a los alumnos: “Fernández, dígame quien fue el jugador con más amarillas durante el mundial de 1978”, “Oderto, nómbreme a los cuatro equipos que integraron el grupo C en Francia 98”, “Garibaldi, enumere a los delanteros que logaron más de 5 goles en un mismo Mundial”. A cada pregunta responde un alumno (no puede contestar cualquier cosa porque, a diferencia mía, hay gente que realmente sabe las respuestas y seguramente nos lo hará saber).

Vertiginosamente pasamos a la imagen de una reunión de oficina con un montón de directivos mirando a un joven intrépido exponer por qué el 4-3-3 es el nuevo 4-4-2. Se enfocan las caras de los viejos analizando lo que dice el joven, a quien después se pone en primer plano mostrando gráficos y estadísticas sobre cualquier verdura. Cambiamos de nuevo y nos vamos a un café onda Recoleta, con un grupito de tres señoras bien paquetas tomándose un té o alguna otra porquería. De entrada se escucha que una le dice a sus compinches que le encanta Milito, pero que la dupla delantera tiene que ser Messi/Higuaín. La de al lado la interrumpe y le suelta un “¡Ay, no querida! A Diego no se lo toca. Si desde hace meses que me hablan bárbaro de él en Italia”. Enseguida se cuela el mozo en el plano para acotar que sin el Loco Palermo daría lo mismo no ir a Sudáfrica directamente. Mientras tanto la tercera señora gira la mirada hacia el cielo como diciendo: “¿Y a este pelotudo quien lo llamó? “.

De golpe aparece la Cámara de diputados en el Congreso enfocada desde arriba (ya nos fuimos al carajo con el presupuesto pero no importa nada porque la gente ya está enganchadísima) y se escuchan las voces de los diputados debatiendo sobre sí el equipo tiene que descansar el día antes del partido o concentrarse. Zas, primeros planos de los diputados gritando con cara enrojecida a favor, en contra y de penal también (acá podemos deslizar el anclaje político y hacer que la mitad de los presentes se levanten y dejen a la sesión sin quórum, no sé, las variantes ya son infinitas). Nos vamos a la última escena: Consultorio de un médico con una mujer embarazada tirada en la cama. El doctor le pasa por la panza la sonda de la ecografía o como carajo se llame mientras ambos miran hipnotizados al monitor. De golpe se escucha al relator (si lo conseguimos a Mariano Klos estirando alguna vocal cambiada sale redondo): “patea al arcaaaaa… GOL. GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLLLLLLLLLLLLLLLL” y lo grita el médico, la señora, el gurí que no nació y el tipo que limpia el piso que ni siquiera estaba en el elenco. Todos se abrazan eufóricos mientras funde en negro.

Listo. Todo cocinado. El fanático futbolero está preparado para aceptar dedicar su vida a la compra de cualquier producto que se ponga en pantalla, la mujer ama de casa compra 5 por las dudas de que se acabe y los pibes los cambian como figuritas en los recreos. Es identificación instantánea. Sólo hace falta algún eslogan estúpido como “Porque durante el Mundial existe sólo el fútbol, nosotros también nos hicimos parte del juego. (Inserte marca), sponsor oficial del fanatismo argentino”, que aparezca en letras blancas y azules sobre el fondo negro. Días después el producto X de la marca W está agotado en todo el país y están pensando importarlo de Canadá que es el único lugar donde es posible que no me plagien esta idea, sólo porque allá tienen las peleas del hockey sobre hielo para mantenerlos ocupados.

Eso es todo por hoy lamentablemente. La próxima semana vamos a estar presentando el anticipo del nuevo himno mundialista, con la participación especial de Ricardo Darín porque tiene un octavo de Oscar y se prende en todas.